miércoles, 7 de mayo de 2008

"Persépolis", por Marjane Satrapi

Comienzo esta nueva sección de "Cine y literatura" con una obra sorprendente, divertida, enriquecedora y, sobre todo, humana: "Persépolis", la adaptación para la gran pantalla de la novela gráfica de Marjane Satrapi, publicada entre los años 2000 y 2003 en Francia por L'Association, y desde 2002 a 2004 en España por Norma Editorial.
A lo largo de los cuatro tomos de que consta, su autora relata, en clave autobiográfica, los cambios políticos, sociales y vitales que sufren su país y su familia, desde 1979 hasta mediados los años 90. Así, la trama se inicia en los últimos años del reinado del Sha que, a pesar de modernizar Irán en sus costumbres, no respeta los derechos individuales ni las libertades civiles, a los que le seguirán la revolución islámica y la implantación del régimen de los ayatolás, que no sólo supondrá una regresión social terrible, agravada por la guerra con Irak, sino también una represión mayor contra el pensamiento divergente. Es en este contexto desolador donde emerge con fuerza la mirada de Marjane Satrapi: la de la niña que conoce las atrocidades del Sha a través del asesinato de su tío; la de la adolescente que descubre, desilusionada, la verdadera cara de la revolución islámica (siempre marcada por el velo) o la dureza de la emigración en Austria; y la de la mujer adulta que regresa a un país devastado por la guerra y el fanatismo religioso que, de nuevo, la empuja al extranjero, esta vez a Francia, cargada de dolor, pero también de esperanza. En definitiva, su mirada cambia a medida que crece y se recrudece la vida en Irán, aunque lo haga con humor, a través de lo absurdo de algunas situaciones que acabarán transformándose en anécdota, y después en viñeta.
Sin embargo, el dibujo de Marjane Satrapi no es lo más llamativo de "Persépolis": las figuras son sencillas, de trazo grueso, en escenarios más esquemáticos que elaborados. Por si fuera poco, no está coloreado y no suele utilizar aguada ni tramas para realzar sombras ni jugar con la escala de grises. Es un dibujo desnudo al servicio del argumento y de la intención de la autora, es decir, la de denunciar la intolerancia y el fanatismo como males del mundo, no sólo de Irán. En el caso de su país, se aprecia, no obstante, una voluntad de futuro, de dar a conocer cómo ocurrieron esos cambios políticos de primera mano y cómo afectaron a los iraníes, para que se sepan y se recuerden, y no caigan en el silencio o en el olvido o sean manipulados por el régimen integrista. Esta es la razón de que se demore en explicaciones históricas y detalles políticos de forma casi pedagógica, como la que encontramos en el inicio del primer tomo, para construir una memoria histórica accesible y veraz que tome como hilo conductor su propia biografía.
La versión cinematográfica facilita todavía más estos objetivos, pues resulta fiel al espíritu y a las formas del cómic. En primer lugar, porque la propia autora se implicó en el proyecto como guionista y directora, junto a Vincent Paronnaud. En segundo lugar, y no menos importante, porque esta producción francesa es una película de animación que se aleja de otros proyectos más comerciales ("Sin City", "3oo" o "30 días de oscuridad") que se valen de actores reales y que (ab)usan de los efectos digitales en busca de la espectacularidad, pero no del mensaje. "Persépolis" no sólo conserva el dibujo: ni siquiera se permite el color, y esta circunstancia le añade verosimilitud y le resta dramatismo en algunas secuencias.
Sobre la comercialización de la copia, podemos decir que se estrenó en España en octubre de 2007, tras su paso por el Festival de Cannes, y fue avalada por la crítica internacional, tal y como señala La guía del cómic. Aunque, para los que todavía no la hayáis visto (o deseéis verla otra vez), tenéis ahora una nueva oportunidad en formato DVD que merece la pena aprovechar.

2 comentarios:

elisabet dijo...

Este mismo finde me la ha recomendado una amiga. Habrá que leerla, pues!

Héctor Monteagudo Ballesteros dijo...

Estoy seguro de que te gustará. La mejor opción es leer la novela gráfica (aunque cueste 25 euros la edición de Norma Editorial, que agrupa los 4 tomos) y después ver la película. Vale la pena hacerlo así porque el argumento varía un poco respecto al cómic.
Nos vemos,
Héctor

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